El reciclaje en Alemania |
Sí hay un país que se haya tomado en serio el reciclaje, ese es Alemania.
Tiene lógica, los alemanes son de verdad amantes del orden y las reglas, así que esto de tener contenedores para cada tipo de basura y demás les resulta más una afición que una obligación.
En Alemania dificilmente verás latas o botellas por la calle, aunque mucha gente las deja a posta, ¿por qué?
En el país germano, cada lata de refresco vale 0,25 céntimos, y cada botella de vidrio 0,08 céntimos. Esto te lo van a cobrar siempre, da igual donde lo compres. Estoy seguro de que siendo como son, incluso los contrabandistas alemanes lo hacen.
Asi las cosas, irte de botellón con unos amigos (beber en la calle en Alemania es legal, incluso en el transporte público), y dejar los restos en la calle te cuesta un dinero. Imagina que sois cinco amigos, y cada uno os tomáis tres latas de cerveza... Al final, si dejáis eso ahí, estáis dejando casi cuatro euros. Ya es un buen dinero, eh.
Pues aún así hay gente que lo hace, y es por solidaridad. Hay una especie de "profesión" en Alemania, el Pfanner. ¿Qué es eso? Pues el Pfand es el pago que haces por la lata, por así decirlo, la fianza, y el Pfanner es alguien que tiene pocos recursos (con frecuencia mendigos) que van con su carrito recogiendo envases de todo tipo. Al mismo tiempo que limpian las calles, obtienen un beneficio económico.
Tras acumular muchas botellas y latas, van a los supermercados y ahí hay máquinas expendedoras pero a la inversa... Echas, por ejemplo, 46 latas y 33 botellas y te dan un ticket por el valor de esos envases. Parece una tontería, pero eso que he dicho antes vale alrededor de 15 euros. Es un buen dinero, sobre todo para quien no tiene mucho, le permite comer ese día sin problemas.
Esta historia es la demostración de una virtud del reciclaje, y de entre los problemas que puede tener Alemania, cosas así te hacen ver que también tiene sus cosas positivas y solidarias.
Si esto sucede con latas y botellas de cristal, otras muchas cosas también forman parte de esa enorme cultura del reciclaje del país.
EL VIDRIO va en ¡tres contenedores! diferentes, en función del color del mismo, desde marrón, verde o transparente.
Y además se pide no tirarlo en esos contenedores ni de noche ni los domingos, por el ruido que hace al romperse o golpearse. Quizá ningún alemán te echará una bronca directamente, pero seguro que algún vecino te lo deja caer con esa pasivo agresividad que tanto les gusta.
Cuando alquiles tu primera vivienda te darás cuenta que dificilmente contará con menos de tres contenedores. Tras haber vivido con varias familias alemanas y haber tenido dos apartamentos por nuestra cuenta, nos hemos dado cuenta de que esto es lo normal.
Uno de los contenedores será siempre de papel, y por regla general se usará sin bolsa (porque son de plástico, y claro...) y a él va a parar todo el papel y cartón que vaya por libre.
En otro contenedor, normalmente amarillo, este con bolsa de PLÁSTICO NORMAL, van los envases, tipo tetrabricks, bolsas de cereales, envases de carne fresca, etc.
Un tercer contenedor, y este les encanta a ellos, es el del COMPOST O BIO
Con bolsas de papel o de plástico super hiper mega degradable (que existen y son bien caras) aquí van todos los restos alimenticios, sean del tipo que sean. Con esta compota se fabrica muchísimo abono para la agricultura, y yo he conocido alemanes que incluso se lo fabricaban ellos mismos para su huerto.
Por si tres no fueran pocos, luego había un cuarto contenedor para todo lo que no encontrabas donde tirar "RESTMÜLL", un poco un cajón de sastre, aunque también con normas, porque no podías echar ahí pañales, pilas u electrónicos ni, ojo cuidao, el anticristo del reciclaje alemán, las bolsitas de té.
Con todos esos contenedores tenías también un servicio de recogida de muebles usados, un punto de recogida de aceite usado y un puñado de días al año en que cada barrio, en lugar de tirar sus cosas viejas, las saca a la venta en los famosos flohmarkt, mercados de segunda mano donde encuentras maravillas.
Al final, aunque de primeras era un esfuerzo, te sientes bien sabiendo que alrededor de dos tercios de lo que se utiliza en Alemania acaba siendo reciclado. Es una muy buena cifra, y cada año va a más, así que vale la pena...
Por cierto, ya acabando este capítulo tan alemán que no he olvidado algo, sino que lo dejo para el final queriendo. ¿Qué diablos se tiene que hacer con las bolsitas de té?
Si lo piensas, tienen una parte de papel, una porción de hojas que son vio, un hilo, una bolsita también de "tela" y ojo al dato, una grapa...de metal.
Cómo ya dije, es el némesis del reciclaje, y la única solución, si de verdad quieres hacerlo bien, es separar cada uno de sus componentes y tirarlo a su lugar correspondiente. ¿Qué hicimos nosotros?
Lo más sencillo... Dejar de tomar bolsitas de té y pasarnos al café instantáneo.[no-sidebar]