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MIREIA EN NUEVA YORK |
Para Mireia, 2017 tenía que ser el año en que visitase Nueva York, así que tan pronto como tuvimos la oportunidad, empezamos a preparar el viaje. Un antiguo profesor y amigo mío, que trabajaba en ese momento en Ginebra nos comentó a principios de año que a finales de verano lo iban a trasladar a la Gran Manzana y que si queríamos, tan pronto como estuviese instalado, podríamos ir a verlo.
No necesitábamos pensarlo más, y poco después de estar en Ginebra hicimos una pasada por Skyscanner y por menos de lo que cuesta ir en AVE de Sevilla a París compramos unos billetes para pasar una semana en Manhattan a mediados de noviembre.
¡Vale, quizá era temporada baja, pero daba igual, Nueva York tiene que molar siempre y teniendo en cuenta que íbamos a ahorrarnos el alojamiento en una de las zonas más caras del mundo, ¿qué pegas podíamos poner?!
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¡Ninguna! |
Un día de estos nos pondremos a recordar todo lo que hicimos aquellos días, cada cerveza que probamos y nuestra visita en Shabbat al barrio ortodoxo judío, pero hoy queremos hablar de aquello que nos pareció lo mejor y lo peor de la ciudad de los rascacielos.
LO MEJOR:
- Cuando estuvimos por Manhattan nos encantó tener la sensación de que en todo momento estábamos en lugares familiares, porque realmente estábamos paseando por los mismos sitios por los que transcurren películas cómo Esencia de Mujer, Annie Hall o series como Friends. Moló muchísimo sentirse por momentos parte de una película, y además una noche nos encontramos a Bruce Springsteen mientras hacíamos cola para entrar en un teatro en Broadway.
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EL BUENO DE BRUCE ENTRANDO A TRABAJAR |
- Nos temíamos que siendo Nueva York, tuviésemos que pasar horas en colas para visitar sitios cómo el MET (Museo metropolitano) o la Estatua de la Libertad, pero no sabemos si por ser temporada baja o porque realmente la ciudad es tan gran que el turismo está muy repartido, nos pasamos una semana sin hacer ni un minuto de cola. De hecho, cuando íbamos buscando para subir al Empire State, nos lo pasamos de largo porque en la puerta no había nada que nos hiciese pensar que realmente estábamos en la puerta de uno de los edificios más famosos del mundo.
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NEW JERSEY Y MANNHATAN DESDE EL FERRY DE LONG ISLAND |
- Central Park, sin más. Un parque tan bien cuidado y de ese tamaño en quizá el lugar más edificado del mundo es increíble. Nosotros fuimos en pleno otoño y aún así nos pareció precioso. Las vistas en alguna de las explanadas impresionan, pues aunque pareces estar en mitad de un tranquilo parque, en el horizonte ves en todo momento un sinfín de rascacielos que conforman un contraste brutal.
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OASIS DE TRANQUILIDAD A UNOS METROS DE LA CIUDAD |
LO PEOR:
- ¿Qué le pasa a los americanos con los precios? No es que las cosas fuesen especialmente caras, teniendo en cuenta que estábamos en la capital económica del mundo, pero que complicado nos resultó saber lo que costaban las cosas. Íbamos a una hamburguesería y si en la carta una hamburguesa costaba 18 dólares, luego tenías que sumarle el impuesto del estado y más tarde, la propina que tenías que dejar al camarero, y dado que las dos cosas eran completamente obligatorias, ¿no sería más sencillo poner en la carta ya directamente lo que "de verdad" nos iba a costar?
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LA COMIDA NO ES LA MÁS SANA DEL MUNDO, PERO ESTÁ RIQUÍSIMA |
- Realmente entendimos porqué se dice que esta ciudad nunca duerme. Todo el mundo va con prisas, las distancias son enormes y aún así al cabo de un par de días tienes la certeza de que debes ir a todas partes contrarreloj porque sino estás desperdiciando el tiempo que tienes. Resultó agotador seguir ese ritmo durante una semana, ¡no podemos imaginar lo que debe ser vivir con esa tensión durante una temporada larga! ¡De locos!
- La segregación racial, dicho a las claras. No nos encontramos trabajando en hostelería alguien que no fuese extranjero (hispanos y más hispanos) o negro, y entrabas en las zonas más financieras y los blancos iban en traje mientras indios o más negros se dedicaban a limpiar las oficinas. Es posible que se haya avanzado mucho en la igualdad de derechos, pero desde luego Nueva York es la demostración más clara de que aún queda mucho por hacer.
Con todas sus cosas buenas y malas, realmente Nueva York es probablemente la ciudad más diferente que hemos visto hasta ahora, no se parece en nada a cualquier otro lugar que hayamos visitado en Europa y nos encantaría volver para conocerla con más detalle.